martes, 24 de julio de 2007

El ingeniero alcohólico.


Aquí estoy, borracho, con la vista fija en una copa de coñac barato; no sé ni en donde me encuentro, ni donde está mi coche, sólo sé que me encuentro muy mal. Me duele el hígado, o por lo menos el sitio donde está la brillante y rojiza víscera. Me gusta pensar en esos detalles, en la carne... tengo ganas de vomitar, lo hago hacia un lado, sin moverme del taburete y manchando al que está a mi lado; me siento zarandeado todo da vueltas y oigo voces y gritos, siento frío, Estoy en medio de la calle tirado en el suelo y mojado, llueve aunque no demasiado, el agua me agrada en estos momentos, la siento sobre la cara, todo me da igual; sonrío o eso creo. Me incorporo y consigo ponerme de rodillas, me quedo mirando mi corbata, que estupidez...me pongo a llorar, lloro desconsoladamente, de rodillas en medio de una calle adoquinada y mojada, mis lágrimas se mezclan con la lluvia y el sabor a bilis, me dejo caer sobre el suelo, derrotado.

Cuasifocles.

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