jueves, 31 de enero de 2008

30-enero-1948



"Las generaciones del porvenir apenas creerán que un hombre como éste caminó la tierra en carne y hueso."

* Albert Einstein a la muerte de Gandhi

lunes, 21 de enero de 2008

Hay que ver, cómo pasa el tiempo.


Hace poco, correteaba en pantalón corto, ajeno a todo menos a dos o tres cosas. Y ahora mi cabeza estalla, saturada de cosas inútiles, excepto dos o tres.
Mi rostro reflejado en el espejo es el de alguien que no conozco, barba canosa y agreste, ojos que ven mal y piel poco lustrosa. Lo peor de todo es la expresión, es inquietante por su seriedad, años sin sonreír en soledad. Sólo algún esbozo, más mueca extraña que sonrisa; que ofreces por cortesía, si te encuentras o saludas a alguien con interna desgana; hace años que todo el mundo es un extraño para mi. Pero volvamos al asunto principal, el paso del tiempo, por un momento recuerdo al Sileno y a su sabiduría (Ver entrada "Poe sueña"). Cuando se brincan los cincuenta y tantos años, por no decir el medio siglo, y medio se ha vivido; ya dispone uno de suficientes experiencias como para saborear, esa extraña rama de la matemática llamada Estadística. La ciencia, aunque hoy ya se puede hablar de industria científica sin que nadie se ruborice, y más que nunca en ese "hoy" se libra la batalla para transformarlo en "mañana". Pero aparte de algunos pírricos adelantos, sólo se ha podido comprobar que toda lucha contra el tiempo es absurda y que lo único que consigue es el espanto, al poder observar los patéticos rictus y muecas de los rostros inflados y desposeídos de humanidad, que portan sobre todo señoras pudientes al borde de la locura y algunos actores, ya macocos*.
A lo que iba, la estadística, y en concreto al algoritmo "entierros".

Tierra le dieron una tarde horrible
del mes de julio, bajo el sol de fuego.
A un paso de la abierta sepultura,
había rosas de podridos pétalos,
entre geranios de áspera fragancia
y roja flor. El cielo
puro y azul. Corría
un aire fuerte y seco
De los gruesos cordeles suspendido,
pesadamente, descender hicieron
el ataúd al fondo de la fosa
los dos sepultureros...
Y al reposar sonó con recio golpe,
solemne, en el silencio.
Un golpe de ataúd en tierra es algo
perfectamente serio.
Sobre la negra caja se rompían
los pesados terrones polvorientos...
El aire se llevaba
de la honda fosa el blanquecino aliento.
—Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa,
larga paz a tus huesos...
Definitivamente,
duerme un sueño tranquilo y verdadero.

Gracias a Don Antonio, he ahorrado bastantes palabras y de paso añadido algo de sensatez a esta calle sin salida.
Bueno, resumiendo: La ciencia se ha vuelto superficial, en el sentido más estricto de la palabra, y el ungüento ahora llamado crema es el "Top".
El resto de la investigación se dedica al menudeo de la enfermedad "común" y ahora al tema del "acojono climático" porque sin Señoras no se vende crema. Y si se nos ahogan, qué...vuelta a empezar. Que por otra parte ha sido la solución más adoptada, ahora que caigo.
Para concretar les voy a contar algo que presencié y que merece la pena. No hace mucho, me senté en un banco de una plaza del pueblo junto a dos abuelos, les dí los buenos días con el tono que la gente mayor identifica con el "cada uno a lo suyo" sin ningún problema. A unos metros de nosotros, unos zagalones* de esos que llevan sin saberlo los pantalones cómo Cantinflas. Hablaban a gritos con voces impostadas propias de la estupidez cómo enfermedad, y se empujaban los unos a los otros dejando los hombros caídos y simulando la pérdida del equilibrio, por unos momentos pensé que se trataba de discapacitados psíquicos censados, dado lo patético de la escena. Durante un rato los abuelos y yo seguimos las evoluciones de los muchachos, que terminaron tomándola con uno de ellos y comenzaron a golpearle y burlarse de él. La victima braceaba entre sollozos de rabia intentando defenderse mientras, era fotografiado por los teléfonos móviles, otros se dedicaron a empujar una joven acacia que terminó por quebrarse. Así pasó un buen rato y entonces uno de los abuelos dijo mientras contemplaba la escena:
- Hace falta una guerra.
El otro contestó:
- Éstos no sirven ni pa carne de cañón... menos mal, que ya nos queda poco de vivir.

Cuasifocles.

Versos: "En el entierro de un amigo" Antonio Machado.

*Macoco. En zonas de Murcia, higo maduro a punto de desprenderse de la rama.
*Zagalón. En Murcia, adolescente de cuerpo grande y pinta de irresponsable.

martes, 15 de enero de 2008

jueves, 10 de enero de 2008

Todo el mundo está loco, menos yo por supuesto.

Foto by Jean-Philippe Charbonnier

Si, y lo digo con total convencimiento. Nadie puede rebatirme, sólo yo mismo, asunto realmente peligroso para mi salud, si es que me pongo a ello. Bien, abandonemos terrenos pantanosos, por otra parte llenos de mosquitos - Muy molestos por cierto y muy perseverantes, que animal más apasionante - y una cantidad de cosas sobre todo de color verde, impresionante. ¡Adelante sin temor!
- me grita esa molesta voz interna que no ceja en su empeño de darme la vara -
¿Sin temor a qué? Por unos momentos llego a tener miedo, pero lo supero enseguida, ¿O no? ¡Dioses del Olimpo echadme un cable! pero como respuesta sólo percibo un mauseabundo olor a pescado podrido. Es una señal, lo sé, pero que clase de señal, será buena será mala, ostia que me estoy poniendo nervioso. Necesito ayuda, pero dónde consigo ayuda ahora tan tarde, si ya es la hora de comer. Nadie querrá venir - tranquílizate que no es cosa de montar un número - ¿Un número? No será el número
3,1415926535897932384626433832795028841971693993751058209749445923078164062862089986280348253421170679821480865132823066470938446095 5058223172535940812848111745028410270193852110555964462294895493038196, aún me lo sé, tenía un nombre pero ...no me acuerdo. Lo aprendí en la escuela y siempre me recuerda a mi bicicleta, que me robaron un día, un domingo, fue el cura del barrio, me lo dijo una vieja, justo antes de morir - Joé la muerte, no te digo, ahora si que tengo miedo, mucho miedo. ¡Serenidad ante todo, sobre todo antes de morirse!- consigo decir en voz alta - La frase retumba en las peladas paredes, je,je me río yo solo. Logro incorporarme, me tiemblan las piernas, respiro profundamente, necesito ayuda... de repente, Toc-Toc, suenan unos golpecitos muy suaves - ¡La ayuda, lo sabía! me dirijo muy despacio hacia la puerta, abro la ventanilla, decidido asomo la cabeza y digo: Por fin gracias a... ¡ Otia un tío haciendo fotos ! A quién se le ocurre venir aquí a hacer fotos...¿Para qué será la foto? Veo la cara del hombre aparecer por detrás del aparato - tiene cara de artista, cómo los del cine... - Oiga,... tengo miedo - le digo - Lo sé - me contesta - he venido a fotografiarlo, me llamo Jean-Philippe ¿ Y usted ? Yo...Napoleón y vivo en una isla.

Cuasifocles
Dedicado a los que hacen buenas fotos y a los psiquiatras de vocación.

miércoles, 2 de enero de 2008